domingo, 17 de julio de 2011

BATALLA DE LITTLE BIG HORN

El 25 de Julio de 1876 una coalición de tribus Sioux, arapahoes y cheyenes consiguieron una gran victoria ante los ejércitos del general Custer (cabellos largos). Fue la última batalla ganada por los indios norteamericanos.
 Como antecedente inmediato a la batalla librada en Little Big Horn es necesario conocer la vida del principal General que allí combatió, George Armstrong Custer, el cual vería incrédulo como su ejército era aniquilado en aquella inmensidad de tierras americanas.
 Custer era conocido como el joven General. Nacido en Ohio el 5 de Diciembre de 1839, fue considerado como un joven valiente, decidido y temerario.  Pronto encauzó sus pasos hacia la milicia, unos pasos que le llevarían a ingresar en la Academia Militar de West Point, donde se graduó como el  último de su promoción, cosa que no le impidió pasr a  se considerado como uno de los mejores Generales de los Estados Unidos.
 La guerra y las batallas le estaban esperando ansiosas. Y en esa guerra fraticida George Armstrong Custer se hizo fuerte. Comenzó como  subteniente del quinto regimiento de caballería y se empezó a curtir en decenas de combates dando muestra de su gran valor. Tenía solamente  veintiún años en 1860.
  Se puso al frente de regimientos de voluntarios, participó en cruentas y celebres batallas como la de Getysburgh formando parte de los ejércitos del  Potomac. En poco tiempo comienza su ascenso dentro de la jerarquía militar, gracias a su enorme valor.
 Se dice, que muchos de sus hombres le amaban, pero otros muchos le odiaban, ya que sus rápidos movimientos de guerra, y su estrategia  totalmente ofensiva, hacían que se produjesen innumerables bajas en sus ejércitos.
 En 1865, con la rendición de los Estados sudistas, (los ejércitos del sur,) Custer tocaba la gloria con sus propios dedos manchados de sangre. Pero  tras varios desprecios y desaires fue llevado ante un Consejo de Guerra. Los indios estaban ya pululando por aquellas inhóspitas y yermas tierras.
 En 1866 un jefe Sioux llamado “Caballo Loco “mató a un gran oficial junto a ochenta hombres. En ese mismo año el General Custer estaba siendo  sometido al Consejo de Guerra, en el que se le acusa de varios hechos; ausentarse de su puesto, manipular el patrimonio de Norteamérica,  desatender a los heridos en combate y fusilar sin juicio previo a los desertores. Su castigo fue un año de empleo y sueldo, pero aún así, eran  necesarios jóvenes militares aguerridos y valientes que se hicieran cargo de aquellos regimientos de caballería. Unos regimientos formados por  doce escuadrones, cada escuadrón constaba de cincuenta hombres a los que se le sumaban exploradores Indios.
 Mientras tanto, en las extensas llanuras, los indios andaban belicosos al ver que estos iban siendo desalojados de sus tierras por los aventureros  colonos. El ferrocarril también invadía ya sus propiedades.
 Así, en Noviembre de 1868 en el río Wichita los arapahoes (tribu India) junto a su jefe “Marmita Negra” vieron como Custer y el séptimo regimiento de  caballería arrasaba su poblado. La escena era tremenda, unos doscientos Indios (la mayoría mujeres y niños) y el propio “Marmita Negra “, murieron   en aquel ataque.
 Tiempo después, en “las montañas negras “se encontraban los Sioux (los Dakota). Allí, pronto se decubriría la existencia de oro, lo que hizo que los  colonos deseasen invadir aquella zona en busca del preciado metal. El gobierno Norteamericano en 1873 comenzaría a negociar por la compra de  aquellos territorios tan preciados.
 Ofrecieron en primer lugar unos 6 millones de dólares, pero los maltratados indios llegaron a pedir hasta 600 millones de dólares. La guerra se  hacía inminente por la falta de acuerdo.
 Ya en 1875 la situación es insostenible. Se ordenó a los indios que se metieran en sus reservas, a lo que muchos de ellos se negaron.
 El 1 de Febrero de 1876 el gobierno Norteamericano ordenó una expedición contra los indios. Las llanuras centrales de Estados Unidos estaban a  punto de vivir una de las batallas más épicas de la historia.
 Tres columnas se dirigieron hacia Montana junto con el séptimo regimiento de caballería,al mando de Custer. Ya, cercanos los ejércitos  norteamericanos al río Litlle Big Horn, el valiente General Custer pidió permiso para avanzar en el terreno. Estaba a 150 km del primer poblado Indio.
 Finalmente, el 24 de Junio de 1876 Custer, tras haber recorrido largas distancias, se encontraba ya muy cerca del poblado que pretendía atacar. Pero  en aquel territorio, y para sorpresa de Custer, se encontraban apostadas una gran coalición de tribus Indias.
 Allí estaban los Sioux, los Miniconjou, los “Pies Negros”, los Arapahoes y los Cheyenes, los cuales esperaban pacientes el ataque de Custer.
 En total, unos 4000 Indios se predisponían con sus lanzas y rifles a la encarnizada batalla que allí tendría lugar aquel día. Los norteamericanos solo  esperaban a unos 800 guerreros indios.
Custer, envalentonado y seguro de una victoria cómoda y temprana, solo disponía de 600 hombres acompañados de una caravana de provisiones y varios exploradores indios. Aún así, Custer no vio peligro alguno.
 Acto seguido, aquel General bravucón ordenó levantar el campamento. Era el 25 de Junio de 1876 cuando Custer decide utilizar un movimiento de  tenaza para que no escapasen.Custer atacaría por el Este, pero la retirada fue la única salida para los ejércitos de Norteamérica, ya que las tribus  indias persiguieron con fiereza y crueldad a los soldados de Custer y demás generales.
 Más de 1500 guerreros persiguieron a Custer al mando de “Caballo Loco”, lo que le hizo emprender la retirada en medio de un tiroteo atroz. Los  muertos caían por doquier.
 Al final, los cinco escuadrones comandados por Custer serían rodeados por los indios. El fin estaba próximo.
 Cientos de soldados fueron asesinados de forma cruenta por los indos, y aquellos que no lo fueron obtaron por el suicidio. Custer fue de los últimos  en caer en combate.
 Por otro lado, las bajas fueron enormes. Se contabilizaron 408 bajas para los ejércitos de Custer , por contra, los indios perdieron a unos 150  hombres.
 El campo de batalla quedó regado por la sangre proveniente de las enormes mutilaciones realizadas por los indios.
 Fue la última y más épica victoria que jamás recordó la historia para el pueblo indio. Mas tarde, tendría lugar el desalojo de aquellos de sus tierras  hasta verlas reducidas casi a la nada.

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